Poems in English

Rose Two moons of coal hold the aroma of the brown dream of his mother's eyes. Twice the love has given in her its petals o...

domingo, 17 de marzo de 2013

Comentario de un Nocturno de Villaurrutia



El Nocturno de la estatua es un ejemplo excelente de cómo el poeta usa el lenguaje para llevar al lector a un estado de ánimo muy específico; Villaurrutia transforma el poema en una experiencia y nos obliga a distanciarnos de una respuesta marcada por la costumbre. La comunicación de significados, afectos y estados de ánimo se lleva a cabo por una serie de elementos usados con gran maestría. Es bien sabido que los ejes temáticos recurrentes en la obra poética de Villaurrutia son la soledad, la muerte y la angustia; en este poema se dan perfectamente los tres.

Como punto de partida trataremos la estructura. El recurso más importante del poema es el paralelismo. Recordemos que este se define, según H. Beristáin, como ‘‘una relación equidistante o simétrica que guardan entre sí las estructuras repetitivas de los significantes y/o de los significados’’.  En este caso el paralelismo ocurre en dos aspectos fundamentales: en la ilación de frases y en el metro.
Pensando en la ilación de frases dividiremos el poema en dos secciones, donde los primeros seis versos forman la primera parte. Los dos versos del principio ejercen una gran fuerza hacia el campo semántico del mundo onírico. Se empieza con una reduplicación e inmediatamente después se establece un ambiente irreal donde impera la angustia:

Soñar, soñar la noche, la calle, la escalera
y el grito de la estatua desdoblando la esquina

Irreal porque el grito de la estatua endereza la esquina, el paisaje, es decir, pone de manifiesto algo originalmente invisible –como las ideas freudianas acerca del sueño y el subconsciente–. La deconstrucción, además, contribuye a la mezcla de realidades, decir desdoblando la esquina nos hace recordar una realidad común que se transforma; la frase popular ‘‘doblar la esquina’’ adquiere un nuevo sentido. El primer verso es un claro aviso de las herramientas usadas por Villaurrutia en el poema: el paralelismo, la repetición, la mezcla de realidades; todo esto tiene la finalidad de obligarnos a experimentar una visión concreta del mundo.
Los versos que van del 3 al 6 enfatizan, junto con los dos del inicio, el deseo frustrado de comunicación con otro ser; expresan el deseo del hablante y la irrealidad insufrible que lo aqueja. El uso de verbos solo en infinitivo dota al poema de cierta generalidad, ambigüedad; hay un distanciamiento entre la realidad concreta y el poeta. Es imposible, para él, asir algo que le brinde certidumbre –la sinestesia resulta evidente en esta sección–. El carácter etéreo del sueño se plasma con el uso del lenguaje de forma muy eficaz. La gradación en los sustantivos avanza de lo concreto a lo abstracto (estatua-grito-eco-muro-espejo), además de posee una curva dramática evidente:

Correr hacia la estatua y el encontrar sólo el grito,
querer tocar el grito y hallar sólo el eco,
querer asir el eco y encontrar sólo el muro
y correr hacia el muro y tocar un espejo.

Quizá al leer muro pudiéramos pensar en un rompimiento de la gradación pero es todo lo contrario. Esta palabra, al mezclarse con la conduplicación, agrega contraste y enfatiza el final: lo hace mucho más dramático. Por otro lado, espejo, no debe tomarse en un sentido literal sino como un símbolo. Claramente, aquí, las figuras de dicción son la piedra angular, principalmente las que se construyen con la repetición. 
           
            En la segunda sección (los versos del 7 al 13) se hace hincapié en el esfuerzo fracasado del poeta por tener algún tipo de comunión con otro ser. De nuevo, los verbos son el elemento cardinal pero ahora, en vez de infinitivo, contienen, de algún modo, a la estatua y esto le da un estado emocional más elevado.

Hallar en el espejo la estatua asesinada,
sacarla de la sangre de su sombra,
vestirla en un cerrar de ojos,
acariciarla como a una hermana imprevista
y jugar con las fichas de sus dedos
y contar a su oreja cien veces cien cien veces
hasta oírla decir: estoy muerta de sueño.

Si en la primera parte se mantienen intactos los alejandrinos –combinaciones de heptasílabos acentuados en la segunda y sexta sílaba con otros al estilo de Darío: tercera y sexta– ahora tenemos un desarrollo hacia versos más cortos; el empleo del endecasílabo y el octosílabo representan un pequeño valle rítmico, un reposo que volverá a elevarse con los últimos dos alejandrinos y una nueva ilación de frases. El cambio en el metro y los verbos resalta la curva dramática general del poema y aunque la concatenación se mantiene el contraste resulta acertado.

            La persecución del poeta tiene su final en las palabras de la estatua, en realidad lo deja más solo que al principio. La frase estoy muerta de sueño dramatiza aún más la búsqueda y su fracaso, transforma toda la escena en un acto vulgar. La frase representa la concreción del tema: la muerte. Villaurrutia transforma el sueño en una alegoría y nosotros revivimos su angustia. En el poema hay conciencia, conocimiento puntal de la causa y efecto; dudo alguien pueda juzgarlo como resultado de la escritura automática.






Beristáin, Helena. Diccionario de retórica y poética. México: Porrúa, 2004
Montes de Oca, Francisco. Teoría y técnica de la Literatura. México: Porrúa, 2006.

No hay comentarios:

Publicar un comentario